Salud
Brote de sarampión en EE. UU. supera los 1.000 casos confirmados

El brote de sarampión en Estados Unidos ha superado los 1.000 casos confirmados, con tres muertes hasta ahora, según datos estatales y locales publicados este viernes, lo que marca un alarmante resurgimiento de una enfermedad prevenible con vacuna que el país había declarado eliminada.
El aumento de casos se da mientras el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., continúa debilitando la confianza en la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubéola o MMR, por sus siglas en inglés), una inmunización altamente efectiva que él falsamente ha calificado de peligrosa y que, según afirma erróneamente, contiene restos fetales.
Un recuento de AFP mostró que ha habido al menos 1.012 casos desde el inicio del año, siendo Texas responsable de más del 70% de ellos.
Una comunidad menonita cristiana escéptica de las vacunas, ubicada entre la frontera de Texas y Nuevo México, ha sido particularmente afectada.
Una base de datos federal mantenida por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) ha quedado rezagada frente a los informes estatales y del condado, ya que esta agencia de salud, reconocida mundialmente, enfrenta recortes severos de personal y presupuesto bajo la administración del presidente Donald Trump.
Dakota del Norte es el estado más reciente en reportar un brote, con nueve casos hasta ahora. Alrededor de 180 estudiantes escolares han sido obligados a hacer cuarentena en casa, según informó el North Dakota Monitor.
“Este es el virus más contagioso conocido por la humanidad y ahora se está propagando como un incendio forestal”, dijo a AFP Paul Offit, pediatra y experto en vacunas del Hospital Infantil de Filadelfia.
Advirtió que el número real de casos podría ser mucho mayor, ya que muchas personas evitan buscar atención médica. “Estas tres muertes igualan el número total de fallecimientos por sarampión en los últimos 25 años en este país”.
Las muertes hasta ahora incluyen a dos niñas pequeñas en Texas y a un adulto en Nuevo México, todos no vacunados, lo que convierte este brote en el más letal en décadas en EE. UU.
También representa la cifra más alta de casos desde 2019, cuando brotes en comunidades judías ortodoxas de Nueva York y Nueva Jersey resultaron en 1.274 infecciones, pero sin fallecimientos.
– Desinformación sobre vacunas –
Las tasas de vacunación han estado disminuyendo en todo Estados Unidos, impulsadas por la desinformación sobre las vacunas, especialmente tras la pandemia de COVID-19.
Los CDC recomiendan una cobertura de vacunación del 95% para mantener la inmunidad colectiva.
Sin embargo, la cobertura de la vacuna contra el sarampión entre los niños de jardín de infancia ha bajado del 95,2% en el año escolar 2019–2020 al 92,7% en 2023–2024.
El sarampión es un virus respiratorio altamente contagioso que se transmite por gotas cuando una persona infectada tose, estornuda o simplemente respira.
Conocido por su característico sarpullido, representa un riesgo serio para personas no vacunadas, incluidos los bebés menores de 12 meses que aún no pueden recibir la vacuna, y para quienes tienen sistemas inmunitarios debilitados.
Antes de la introducción de la vacuna contra el sarampión en 1963, se estima que millones de estadounidenses contraían la enfermedad cada año y varios cientos morían. Aunque el sarampión fue declarado eliminado en EE. UU. en el año 2000, siguen ocurriendo brotes cada año.
Susan McLellan, profesora de enfermedades infecciosas en la Rama Médica de la Universidad de Texas, rechazó los mensajes que promueven remedios como la vitamina A —que tiene usos válidos pero limitados— por encima de las vacunas.
Kennedy ha liderado ese tipo de mensajes con frecuentes apariciones en Fox News.
“Decir que vamos a destinar recursos a estudiar terapias en lugar de fomentar el uso de la vacuna es una forma profundamente ineficiente de abordar una enfermedad prevenible con vacunación”, dijo McLellan a AFP.
Agregó que la crisis refleja una erosión más amplia de la confianza pública en las autoridades de salud.
Dijo que es difícil para una persona sin formación en estadística entender que el sarampión es un problema si no ve muertes a su alrededor. “Creer en estadísticas poblacionales requiere un salto, y eso es salud pública”.