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Geopolítica

El caos y temor se apodera de las calles de Venezuela en víspera de la toma de posesión

Los venezolanos se preparan para enfrentar una nueva ola de represión mientras Nicolás Maduro se dispone a asumir la presidencia por tercera vez este viernes, consolidando un resultado electoral que tanto la oposición como el Gobierno de EE.UU. consideran fraudulento.

En los días previos a la toma de posesión, el Gobierno ha intensificado la presencia policial y de seguridad en las calles, arrestando a decenas de personas, incluido un excandidato presidencial, según defensores de derechos humanos. El temor es palpable en las redes sociales, amplificado por un video publicado por la Dirección General de Contrainteligencia Militar que insinúa represalias contra los críticos.

Maduro y sus aliados han dejado claro que no tolerarán la disidencia, sembrando miedo en la población. A pesar de que la oposición afirma que su candidato, Edmundo González Urrutia, ganó las elecciones, las autoridades proclamaron la victoria de Maduro. Observadores internacionales validaron las actas de la oposición, pero esto no cambió la situación en el país.

Tras las protestas por los resultados electorales, el Gobierno detuvo a más de 2.000 personas en menos de una semana para sofocar la disidencia. González, ahora en una gira internacional buscando apoyo, se enfrenta a una acusación de terrorismo y una recompensa por su captura. Planea regresar a Caracas antes de la investidura, acompañado de varios exlíderes latinoamericanos, a pesar de las prohibiciones del Gobierno.

Mientras tanto, el Gobierno ha desplegado al Ejército en las calles y ha anunciado la detención de mercenarios extranjeros, sin ofrecer pruebas concretas. La tensión es evidente, con controles estrictos en las carreteras y un aumento en las detenciones de figuras clave de la oposición y activistas de derechos humanos, en lo que los expertos describen como una estrategia de «decapitación política».

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Maduro insiste en que estas medidas son necesarias para evitar el caos y las conspiraciones, aunque no ha presentado pruebas de los supuestos complots. El arresto de un gendarme argentino acusado de conspirar contra un alto funcionario es uno de los casos de alto perfil en este clima de represión.

Con manifestaciones prometidas por la oposición, la incertidumbre y el temor a nuevas represalias crecen. Muchos venezolanos, especialmente las familias de los detenidos, viven con el miedo constante de que sus seres queridos puedan ser arrestados nuevamente. La situación recuerda a anteriores episodios de represión, dejando a la población en un estado de constante vigilancia y preocupación.