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¡Presidente Trump, Venezuela importa!

¡Presidente Trump, Venezuela importa!
La manera en que Estados Unidos maneje la crisis venezolana determinará no solo el futuro de esta nación y su gobierno, sino también el destino de toda América.
Ante su creciente aislamiento internacional, el dictador Nicolás Maduro, quien se aferra al poder tras su derrota en las elecciones presidenciales de julio de 2024, parece enviar señales de estar dispuesto a negociar una salida. Sin embargo, estas negociaciones podrían buscar garantizar la continuidad del régimen chavista bajo nuevas formas, incluso después de su partida.
La administración estadounidense debe resistir la tentación de apoyar estrategias que permitan a los culpables eludir la justicia. En un intento por mostrar avances tras años de fracasos, ceder ante las demandas de impunidad pondría en peligro no solo la seguridad de Venezuela, sino también la de Estados Unidos y la región.
Es crucial respaldar una transición pacífica de poder que permita al presidente legítimo, Edmundo González Urrutia, asumir su cargo. Pero esto no puede lograrse a costa de perdonar los crímenes cometidos por Maduro y sus aliados desde 2015. La paz duradera no se logra dejando intacta la maquinaria chavista, lista para reaparecer en el futuro. Estados Unidos debe abogar por una reconstrucción de Venezuela basada en modelos exitosos, como la desnazificación de Alemania tras 1945, y evitar los errores de apaciguamiento cometidos en Nicaragua en 1990, que perpetuaron la dictadura.
Venezuela no solo enfrenta una crisis humanitaria; es un epicentro de crimen organizado con vínculos comprobados al terrorismo internacional. El Cartel de los Soles, respaldado por las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas (FANB), y su brazo criminal, el Tren de Aragua, son una amenaza clara e inminente. La Fundación Patriotas Venezolanos Americanos (VAPF) solicita que estas organizaciones sean designadas formalmente como grupos terroristas para permitir una respuesta más efectiva de Estados Unidos.
El pueblo venezolano merece una oportunidad justa para reconstruir su país, pero esto no será posible bajo un marco de impunidad. La reconstrucción requiere una estrategia firme que desmantele la red criminal chavista y promueva un liderazgo democrático genuino.
El Plan Venezuela 2025: Una Estrategia Acelerada de Reconstrucción propone:
- Abordar las emergencias humanitarias, económicas, institucionales, de seguridad, derechos humanos y geopolíticas.
- Transformar la economía hacia la innovación y competitividad global.
- Reconstruir las instituciones democráticas y el estado de derecho.
- Facilitar el retorno de venezolanos en el exilio y aprovechar su talento.
- Estabilizar las cuentas fiscales y reducir la deuda externa.
- Convertir a Venezuela en un aliado estratégico contra el narcotráfico y el crimen organizado.
El financiamiento para esta reconstrucción puede provenir de los vastos recursos naturales de Venezuela y de los fondos congelados por Estados Unidos. Este plan no solo beneficiará al pueblo venezolano, sino que reforzará la seguridad y los intereses regionales de Estados Unidos.
Señor Presidente, Venezuela representa una amenaza directa para la estabilidad hemisférica y los intereses estadounidenses. La inacción o el apaciguamiento prolongarán el sufrimiento de millones y perpetuarán el fracaso de las políticas hacia América Latina. Una estrategia integral para enfrentar y desmantelar el narco-régimen chavista es esencial para proteger la democracia en la región.
Estamos listos para colaborar y aportar nuestra experiencia en este esfuerzo conjunto. Solo pedimos el apoyo necesario para construir una Venezuela fuerte, democrática y libre.
Miguel Ángel Martin, Ignacio De León y Esteban Gerbasi, miembros de la Fundación Patriotas Venezolanos Americanos (VAPF).